Osvaldo Vázquez es de Buenos Aires, desde hace muchos años está conectado con las áreas naturales del Alto Uruguay de la provincia y en la actualidad cumplió una de sus metas: proteger un rincón de la selva misionera en San Pedro, en una propiedad privada que forma parte del Corredor Verde misionero. Junto a dos personas amigas, decidieron avanzar en un proyecto ecológico en un área de alto valor de conservación, para la ciencia, la sociedad y el planeta.
Es propietario de la Reserva Natural Privada “La Coral” que está próxima a firmar un convenio con Ecología para sumarse al sistema de Áreas Naturales Protegidas (ANP) de la provincia, según adelantó el subsecretario de Ecología, Alan Vortisch, en el marco del Tercer Encuentro de Reservas Naturales Privadas realizado en San Ignacio.
“La Coral” es una de tres reservas privadas continuas ubicadas en pleno Corredor Verde, sobre Ruta 14, a la altura del km 1030, en cercanías de Fracrán, camino al municipio de San Pedro. La propiedad de Vázquez abarca unas 100 hectáreas de superficie que fue identificada con alto valor ambiental. “Era parte de una propiedad que estaba a la venta en 2011 en el municipio de San Pedro con una extensión total de unas 900 hectáreas. Hace cuatro años, con una iniciativa denominada “Juntos por la Selva” de la que participan además dos personas amigas, decidimos comprar un lote cada uno, con el compromiso de sostener en el tiempo el proyecto de conservación de este rincón de selva misionera en una extensión total de 380 hectáreas”, explicó.
Su interés en el lugar empezó cuando tomaron conocimiento de la venta del terreno que tiene arroyos, vertientes y monte nativo primario, de fácil acceso desde la ruta nacional 14 y esta lindante a una importante reserva ecológica privada. “Somos tres las personas que iniciamos finalmente un proyecto de conservación en 380 hectáreas. Seré el primero en firmar el convenio bajo la categoría de reserva natural privada con la Provincia, pero en el corto plazo también lo harán mis amigos, que tienen sus reservas vecinas, y están en el proyecto Juntos por la Selva”, precisó Osvaldo en la entrevista con ArgentinaForestal.com
La Coral, un “tesoro” ambiental
“Para ingresar a la reserva hay que transitar un camino rústico y de difícil acceso hasta la propiedad, ya que se encuentra monte adentro”, describe Osvaldo.
“¿Cuáles son sus expectativas con este emprendimiento ambiental?”-preguntó la periodista. “Conservar, nada más”, respondió con naturalidad Osvaldo. “¿Y vive en la reserva?”, volvió a interrogar. “No, vivo en Buenos Aires, soy jubilado y destiné mis últimos ahorros a este proyecto de conservación. Ahora por razones económicas no estoy viajando a Misiones tanto como me gustaría, pero el área está protegida por tanto por mis vecinos y un guardaparque que realiza los recorridos de rutina en las tres reservas privadas. Vuelvo cada vez que puedo”, respondió el propietario, que participó del encuentro de la Red Nacional de Reservas Privadas que se organizó la semana pasada en San Ignacio.
Contó además que en algún momento intentó convencer a otros amigos con mejor posición económica, para que se sumen a la iniciativa ecológica de “Juntos por la Selva”, pero no logró convencerlos. “Siempre me preguntaban para qué invertir en conservación, qué se gana con eso, como si fuera que si la tierra no se destina a producir algo no sirve. Y no, no es necesario”, dijo, refiriéndose con una profunda conciencia ambiental al valor que tiene para la sociedad y para el planeta proteger la biodiversidad de la selva misionera.
“Finalmente, los últimos ahorros que me quedaron los invertí en esta reserva. Somos tres propietarios que decidimos seguir adelante con el proyecto con el mismo compromiso ecológico: conservar por 20 años la selva misionera del lugar, mantener su conectividad de esos lotes para la biodiversidad que existe en el área natural, que está en el ordenamiento territorial en Categoría Roja y forma parte del Corredor Verde”, agregó el naturalista.
El compromiso ambiental viene acompañado de mucho esfuerzo propio, convicción y compromiso con la conservación. “No está en mis planes un proyecto ecoturístico porque es hablar de otra escala de costos. Conservar es lo mínimo, y en las 100 hectáreas de selva misionera puede haber hasta un millón de plantas. En insectos, un especialista en 4 días de recorrer el lugar descubrió cinco insectos nuevos para la ciencia, que no existían. La biodiversidad que tiene el lugar es de un valor ambiental impresionante”, sostuvo Osvaldo con entusiasmo.
Las tres reservas privadas “amigas” son custodiadas por un guardaparque que hace las recorridas cotidianas, ya que la caza furtiva y el desmonte siguen siendo las principales amenazas de la conservación. “La Coral es un lugar de selva pura, y por medio de los fondos de la Ley 26.331 que logramos para avanzar en el Plan de Manejo y en un relevamiento técnico importante que nos permitió determinar las especies de flora y fauna que habita en el lugar, trabajo que llevan adelante los profesionales, el investigador Héctor Keller (FCF- UNaM-Conicet) y la bióloga María Paula Bertolini (Fundación Temaikén) que nos asesora en todo, como también los técnicos del Ministerio de Ecología también”, precisó el propietario.
Un hallazgo reciente para los investigadores, por ejemplo, fue de Matelea balansae (Apocynaceae), una especie que se conocía previamente solo a partir de un hallazgo único en Paraguay en 1874, se informa por primera vez en Misiones, Argentina. Después de 143 años de su único registro, el Dr. Keller logró registrar plantas adultas, brotes y flores que fueron publicados en revistas científicas.
La población consta de muy pocos ejemplares, por lo que a pesar de encontrarse en un área protegida debe considerarse en peligro crítico según los criterios de UICN.
Se entusiasma Osvaldo cuando relata los descubrimientos, que trabajan con cámaras trampas, que registran huellas de yaguareté, que hay un centenar de especies arbóreas. “La Coral tiene todo lo que tiene la selva misionera más pura”, dijo. Y claro, es un tesoro natural para Osvaldo, para los misioneros y para el planeta.
Después de 143 años de su único registro, el Dr. Héctor Keller logró registrar plantas adultas, brotes y flores de la especie Matelea balansae (Apocynaceae), que fueron publicados recientemente en revistas científicas.
Juntos Por la Selva, un proyecto para naturalistas
“Juntos por la selva” es un proyecto formado por un grupo de personas reunidas en torno a un interés común: proteger una porción de bosque en Misiones. Su objetivo es adquirir una propiedad para contribuir, desde el ámbito privado, a la conservación de uno de los ambientes más ricos en biodiversidad del mundo. Para ello, iniciaron la búsqueda de interesados en la compra y mantenimiento de tierras para su conservación y potencial uso sustentable.
Los responsables de la iniciativa han identificado una propiedad en el municipio de San Pedro, Misiones, con un muy interesante potencial de conservación. El terreno tenía una superficie de 900 hectáreas, con arroyos, vertientes y monte nativo, fácil acceso desde la ruta nacional 14 y es vecino de una importante reserva ecológica privada.
Sin embargo, y debido a su gran extensión, los promotores de “Juntos por la selva” propusieron a los potenciales interesados la posibilidad de subdividir el terreno en lotes no menores a 100 hectáreas, con la única y excluyente condición de que los compradores utilicen su propiedad con fines de conservación o uso sustentable, y que se ajusten a un código de convivencia y al futuro plan de manejo a desarrollarse.
“El proyecto Juntos por la Selva, se basa en la compra de grandes masas de tierras para en la provincia de Misiones cuyo fin será bajo condición legal su uso con fines ecológicos o conservacionistas,(Servidumbre Ecológica/Ambiental), permitiéndose así la compra a ecologistas, biólogos, observadores de aves, organizaciones ecológicas, proyectos ambientales o todo aquel aficionado a la protección del ecosistema”, explicaron oportunamente.
La adquisición de este terreno en particular significaría una importante contribución al ambiente que transformaría la zona de San Pedro, en especial el lugar donde se encuentra el terreno, en uno de los principales corredores de biodiversidad de la región, según la Visión de Biodiversidad desarrollada por la Fundación Vida Silvestre Argentina y WWF
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